Volteo Reflejo

Partimos desde la posición de boca arriba (decúbito supino), pasa por el decúbito lateral y termina en el gateo. En la terapia, se utiliza el volteo desglosado en diferentes fases.

1ª Fase

El paciente se sitúa en decúbito supino, brazos y piernas extendidas a lo largo del cuerpo, y la cabeza girada hacia nosotros.

Estimulamos el punto pectoral con el que conseguimos el giro de la cabeza hacia la línea media que vamos a resistir.

Esto desencadenará unas reacciones entre las que destacan:

  • Extensión de la columna
  • Apoyo del tronco sobre el plano
  • Flexión de caderas, rodillas y tobillos
  • Elevación de las piernas en contra de la gravedad
  • Preparación de los brazos para el posterior apoyo
  • Apertura de todos los dedos de la mano
  • Activación coordinada y diferenciada de la musculatura abdominal

2ª Fase

Partimos desde el decúbito lateral. El cuerpo se apoya sobre el brazo y pierna que están abajo y se impulsa hacia delante y arriba. El ejercicio terminaría en el gateo si no lo frenáramos.

Algunas de las reacciones importantes que aparecen son:

  • Movimientos diferenciados de extensión y flexión, entre las extremidades de arriba y abajo
  • Apoyo del tronco sobre el plano
  • Extensión de la columna vertebral
  • Enderezamiento de la cabeza en el lateral, en contra de la gravedad
  • Diferente función de las partes sacras (pies y manos)

Este programa motor se mantiene activado y diferenciado en el cerebro del paciente durante un tiempo después del tratamiento. Si se activa varias veces al día, se mantiene el acceso del paciente a esos patrones activados en los intervalos entre las sesiones, alargándose así el efecto durante todo el día, con lo que se consigue una mejoría duradera de la postura, la movilidad y la percepción.

Con esto conseguimos que se activen grupos musculares inactivos en una coordinación global, de forma isométrica, que implican a todo el cuerpo.